Comencemos con una historia, que salió producto de la imaginación de la directora de la Fundación OPTI, Ana Morato. Con ella introdujo la presentación del estudio de prospectiva «Aplicaciones Industriales de las Nanotecnologías en España en el horizonte de 2020», elaborado por la Fundación Inasmet, con un panel de 500 expertos.
Y la historia dice lo siguiente:
Un hombre tiene un viaje de trabajo a Francfort. Se levanta para desayunar. Entra en su cocina donde un suelo de cerámica antideslizante y térmica le proporciona seguridad y calor. Abre un yogur cuyo envase tiene unos nanosensores que indican su perfecto estado para el consumo y, además, está fabricado con polímeros biodegradables. Se dirige al aeropuerto con su propio automóvil. Está dotado de unos neumáticos que no resbalan y absorben los impactos. Conduce tranquilo. Ese coche no emite dióxido de carbono a la atmósfera. Su motor está propulsado por una pila de hidrógeno.
Se sube a un avión un 30 por ciento menos pesado que los actuales, lo que permite reducir el consumo de fuel. Además de ligero, el fuselaje es más resistente. Llega a su cita en una oficina y los materiales de ésta responden a los estímulos del exterior. No necesita conectar el ordenador: su batería tiene una autonomía de 30 horas, gracias a una pila de metanol. No tiene problemas para guardar los contenidos: su PC dispone de una gran capacidad de almacenamiento.
Es la hora de comer. Se va a un restaurante. El ambiente es gélido en la calle. Aunque no tiene frío. Lleva un chaquetón compuesto de nanofibras. El tejido es fino pero desprende calor. Y repele la suciedad. El hombre es diabético. No toma pastillas ni se inyecta insulina: lleva un diminuto dispositivo (tanto que ha atravesado las membranas celulares) integrado que libera esta hormona de forma regular.
«En cinco o seis años, el diez por ciento de los productos del mundo integrarán nanotecnología. Para entonces, este mercado alcanzará los tres billones de dólares. En 2006 fue de 50.000 millones de dólares, de acuerdo a los datos de Lux Research», apuntó Gotzon Azkarate, de la Fundación Inasmet.
GENERALIZADAS, A PARTIR DE 2020
El estudio analiza la aplicación de las nanotecnologías en los sectores de transporte, energía y medio ambiente, TIC y electrónica, salud y biotecnología y en otros tradicionales como textil, construcción y cerámica.
Hasta 2010, el 90 por ciento de las aplicaciones analizadas estarán en fase emergente o a nivel de prototipo; el 45 por ciento en 2015 y el 13 por ciento en 2020. El grado de comercialización será del 87 por ciento a partir de 2020, indica el informe. «En los primeros lustros habrá una dependencia tecnológica del exterior. En 2020 será del 34 por ciento», dijo Pedro Serena, del Instituto de Ciencia de Materiales del CSIC.
Y la historia dice lo siguiente:
Un hombre tiene un viaje de trabajo a Francfort. Se levanta para desayunar. Entra en su cocina donde un suelo de cerámica antideslizante y térmica le proporciona seguridad y calor. Abre un yogur cuyo envase tiene unos nanosensores que indican su perfecto estado para el consumo y, además, está fabricado con polímeros biodegradables. Se dirige al aeropuerto con su propio automóvil. Está dotado de unos neumáticos que no resbalan y absorben los impactos. Conduce tranquilo. Ese coche no emite dióxido de carbono a la atmósfera. Su motor está propulsado por una pila de hidrógeno.
Se sube a un avión un 30 por ciento menos pesado que los actuales, lo que permite reducir el consumo de fuel. Además de ligero, el fuselaje es más resistente. Llega a su cita en una oficina y los materiales de ésta responden a los estímulos del exterior. No necesita conectar el ordenador: su batería tiene una autonomía de 30 horas, gracias a una pila de metanol. No tiene problemas para guardar los contenidos: su PC dispone de una gran capacidad de almacenamiento.
Es la hora de comer. Se va a un restaurante. El ambiente es gélido en la calle. Aunque no tiene frío. Lleva un chaquetón compuesto de nanofibras. El tejido es fino pero desprende calor. Y repele la suciedad. El hombre es diabético. No toma pastillas ni se inyecta insulina: lleva un diminuto dispositivo (tanto que ha atravesado las membranas celulares) integrado que libera esta hormona de forma regular.
«En cinco o seis años, el diez por ciento de los productos del mundo integrarán nanotecnología. Para entonces, este mercado alcanzará los tres billones de dólares. En 2006 fue de 50.000 millones de dólares, de acuerdo a los datos de Lux Research», apuntó Gotzon Azkarate, de la Fundación Inasmet.
GENERALIZADAS, A PARTIR DE 2020
El estudio analiza la aplicación de las nanotecnologías en los sectores de transporte, energía y medio ambiente, TIC y electrónica, salud y biotecnología y en otros tradicionales como textil, construcción y cerámica.
Hasta 2010, el 90 por ciento de las aplicaciones analizadas estarán en fase emergente o a nivel de prototipo; el 45 por ciento en 2015 y el 13 por ciento en 2020. El grado de comercialización será del 87 por ciento a partir de 2020, indica el informe. «En los primeros lustros habrá una dependencia tecnológica del exterior. En 2020 será del 34 por ciento», dijo Pedro Serena, del Instituto de Ciencia de Materiales del CSIC.
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